Hoy es 24 de diciembre. En muchas casas habrá abrazos, papel de regalo en el suelo y esa escena repetida: niñas y niños recibiendo un celular, una tablet, una consola o una laptop.

Y si tú ya decidiste entregar un dispositivo, hay una regla simple que puede cambiarlo todo:

No entregues una pantalla sin activar el control parental.

Dar un dispositivo “tal cual viene” es como dejar a un niño en un parque enorme, lleno de estímulos y riesgos, sin compañía. La tecnología trae oportunidades, sí, pero también caminos que se abren con un clic y no siempre son para su edad.

Es acompañar. Es poner límites claros. Es configurar herramientas mínimas. Y, sobre todo, entender que la crianza digital no empieza en la pantalla: empieza en la relación que construimos en casa.

Por eso creamos esta guía: para que tengas una ruta práctica y accionable, sin complicarte la vida.

Verás por “territorios” qué suele pasar cuando un menor entra sin filtros ni acompañamiento:

No se trata solo de “cuántas horas”, sino de qué ven, en qué contexto y con qué compañía. La guía incluye rangos prácticos por etapa para ajustar rutinas y expectativas.

Antes de instalar cualquier app, la guía propone lo más potente: reglas simples y sostenibles (horarios, zonas sin pantallas, rutinas de sueño, momentos familiares, y acuerdos claros).

Listas de verificación y herramientas recomendadas para configurar rápido:

Un mini diccionario de términos para traducir su Internet y abrir conversación sin llegar tarde.

El mejor regalo no es el dispositivo: es entregarlo con límites claros, configuraciones mínimas y presencia adulta. El control parental no reemplaza la crianza, pero evita que el primer contacto con el mundo digital sea “sin barandas”.

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