Los niños y adolescentes pasan más tiempo que nunca en entornos digitales. Chats, videojuegos, redes sociales, transmisiones en vivo y mensajería son, hoy, sus nuevas “plazas públicas”.
Pero según el Centro Canadiense para la Protección de la Infancia (Canadian Centre for Child Protection, C3P), esos espacios no son seguros por defecto, y el riesgo no depende solamente de “qué tanto los padres vigilan”, sino de fallas estructurales en cómo las plataformas están diseñadas y reguladas.
La frase con la que abre la iniciativa lo resume de forma contundente:
“Canadá es uno de los lugares más seguros del mundo para los niños…
A menos que estén en línea.”
Este contraste —seguridad offline vs. vulnerabilidad en línea— es el punto de partida de la campaña.
Qué es la campaña “Safe Spaces”
La campaña “Safe Spaces / Espacios Seguros” es una iniciativa del Canadian Centre for Child Protection (C3P) que busca evidenciar que:
Aunque Canadá es un país seguro para los niños fuera de internet, el entorno digital está completamente desprotegido.
Los menores enfrentan riesgos crecientes —explotación, captación, sextorsión, transmisión en vivo forzada, acoso— sin que exista un marco regulatorio que obligue a las plataformas a prevenirlos.
Las familias hacen su parte —acompañamiento, supervisión, educación, límites— pero esto no basta si el entorno digital no tiene reglas claras.
La campaña se sostiene en tres pilares:
Datos alarmantes basados en evidencia
En un solo año, los reportes de explotación sexual online aumentaron 27 % en Cybertip.ca.
La propia industria tecnológica reporta que 65 % de los adolescentes han sido blanco de ofensores sexuales en plataformas sociales.
Hay casos reales de niños de tan solo seis años coaccionados en transmisiones en vivo.
Instagram y Snapchat aparecen como escenarios frecuentes de extorsión sexual a menores.
Testimonios reales para romper mitos
La campaña presenta historias de seis madres cuyos hijos fueron víctimas de delitos online. Su mensaje es claro:
La violencia digital ocurre incluso en familias presentes, educadas y cuidadosas.Un llamado fuerte a la regulación (Bill C-63)
C3P impulsa la aprobación de la ley Online Harms Bill (C-63) para:Exigir a las plataformas un deber de cuidado hacia los menores.
Obligar a implementar “diseño seguro” (safety by design).
Mejorar la moderación, rastreo y respuesta ante contenido dañino.
Dejar de depender exclusivamente de la vigilancia parental.
Qué revela la campaña: los riesgos que no se ven
La expansión de los daños digitales
Safe Spaces expone que los niños están en plataformas que:
No verifican edad de forma efectiva.
No moderan transmisiones en vivo donde ocurre explotación real.
No priorizan la protección infantil en sus algoritmos y funciones.
No bloquean contactos sospechosos a tiempo.
La “Tech Harm Timeline” creada por C3P documenta años de fallos de múltiples plataformas, mostrando que los daños no son aislados, sino sistémicos.
La falsa sensación de control
Los testimonios de madres revelan algo que muchas familias viven:
No es suficiente “mirar qué hacen tus hijos”.
Ni revisar el celular ocasionalmente.
Ni poner reglas.
Ni instalar controles parentales.
La campaña es contundente:
Los padres no pueden competir contra plataformas no reguladas, mal moderadas y diseñadas para maximizar atención, no seguridad.
Lo que preocupa no es la tecnología, sino la falta de estándares
Safe Spaces muestra que:
Canadá aún no tiene una ley de seguridad online moderna.
El daño ocurre incluso antes de que la ley penal pueda intervenir.
Países como Reino Unido, Australia y la Unión Europea ya avanzaron con deber de cuidado digital.
Sin regulación, el riesgo seguirá aumentando.
Qué propone la campaña como solución
Marcar responsabilidad donde hoy no existe
Safe Spaces propone que:
Las plataformas tengan obligaciones legales claras.
La seguridad infantil sea un estándar obligatorio.
No haya espacio para negligencia en moderación, diseño o respuesta ante denuncias.
El daño se prevenga por diseño, no se persiga después.
Involucrar a las familias, no culparlas
La campaña invita a:
Contactar a representantes políticos en Canadá.
Exigir leyes de seguridad digital.
Tomar conciencia de que la supervisión familiar no es suficiente sin un entorno seguro.
Qué significa esto para Ecuador y Latinoamérica
Un vacío que compartimos
Aunque Safe Spaces es canadiense, su diagnóstico es global:
Latinoamérica tampoco cuenta con marcos sólidos de protección online infantil.
Las plataformas operan sin estándares locales obligatorios.
La explotación, captación y sextorsión traspasan fronteras.
La responsabilidad sigue cayendo en las familias.
Qué pueden hacer madres y padres ahora mismo
Hablar antes que vigilar.
Acompañar en el uso digital, no delegarlo.
Enseñar privacidad, límites, consentimiento y manipulación digital.
Configurar seguridad, sabiendo que no es suficiente.
Estar atentos a señales de alerta como aislamiento, secreto, cambios bruscos.
No normalizar el juego online sin supervisión en lugares de alto riesgo como Roblox, Fortnite u otras plataformas con chat abierto.
Para comunidades como Te Dejo el Dato, dedicadas a la crianza digital consciente, el mensaje es claro:
No basta con enseñar a los niños a cuidarse de internet.
Necesitamos que internet también esté obligado a cuidarse de ellos.
El dato
Los reportes de explotación sexual infantil en línea aumentaron 27 % en un año, y 65 % de los adolescentes han sido blanco de ofensores sexuales en plataformas sociales. No es un problema de supervisión parental: es un problema de diseño y regulación.
Fuente
Canadian Centre for Child Protection – Campaña “Safe Spaces”, Cybertip.ca, Bill C-63 Online Harms Bill, Tech Harm Timeline y comunicados oficiales.





