La conversación que nunca llega a la mesa
El crecimiento de OnlyFans en Latinoamérica no solo se mide en seguidores, sino en dólares. En 2025, los hogares de la región gastaron más de 800 millones de dólares en suscripciones a contenido erótico dentro de esta plataforma. La cifra estremece, no solo por su volumen, sino porque contrasta con un silencio colectivo: este consumo rara vez se nombra, menos aún se discute. Mientras plataformas como Netflix o Spotify forman parte abierta del presupuesto familiar, OnlyFans se oculta en pagos difusos, tarjetas virtuales y cuentas privadas. El resultado: una industria que crece al margen del discurso público, pero desde el centro de los hogares.
En un contexto donde hablar de sexualidad en casa sigue siendo un tabú, mucho más lo es admitir que alguno de los miembros de la familia está suscrito a contenido para adultos. No hablamos solo de un consumo masculino: los datos muestran que también hay mujeres, adolescentes y hasta adultos mayores pagando por este tipo de contenidos. Y lo hacen desde el silencio, desde el anonimato, desde la pantalla que nadie comparte.

México y Ecuador: entre los que más gastan en la región
Según el informe independiente OnlyFans Wrapped 2025 de OnlyGuider, México lidera el gasto en la región con más de 290 millones de dólares invertidos en suscripciones a OnlyFans. Le siguen Brasil, Argentina, Chile y Colombia con cifras igualmente contundentes. Ecuador, sin estar en el podio, sorprendió al reportar un gasto de más de 17,5 millones de dólares, lo que lo ubica entre los 20 países que más consumen OnlyFans a nivel global.
Estas cifras no son suposiciones ni encuestas casuales. OnlyGuider cruzó datos de búsquedas con intención alta en Google Ads, patrones de conversión digital y los ingresos oficiales de OnlyFans declarados ante entidades regulatorias británicas. El modelo aplicado proyecta el volumen de dinero que efectivamente sale de cada país y se transforma en suscripciones.
País | Gasto estimado en 2025 (USD) |
|---|---|
México | $290,856,550 |
Brasil | $193,904,367 |
Argentina | ~$153,000,000 |
Chile | ~$130,000,000 |
Colombia | ~$85,000,000 |
Perú | ~$42,000,000 |
Ecuador | $17,504,774 |
Rep. Dominicana | ~$11,000,000 |
Venezuela | ~$9,000,000 |
Uruguay, Paraguay | < $5,000,000 cada uno |
Pero si miramos el gasto per cápita, el ranking global cambia. Ahí destacan países europeos como Finlandia, Noruega, Islandia y Andorra, que superan a cualquier país latinoamericano. Andorra, con apenas 79,000 habitantes, reportó más gasto que países con millones de usuarios. Esto sugiere un consumo más naturalizado, regulado y menos oculto en esas regiones.
De TikTok a OnlyFans en tres clics
La promoción del contenido adulto ya no ocurre solo en portales pornográficos. Hoy, muchos usuarios descubren OnlyFans sin buscarlo, a través de plataformas como TikTok, Instagram o Twitch. Influencers, streamers y modelos publican contenido apto para todo público mientras incluyen en sus perfiles enlaces a páginas de pago. “Link en bio” ya es una puerta de entrada habitual.
Estos enlaces dirigen a páginas puente como Linktree, AllMyLinks o Beacon, que a su vez conectan con OnlyFans. De esta forma, las plataformas evitan ser directamente asociadas con la promoción de contenido sexual, pero en la práctica sirven como el primer paso de una ruta que lleva a millones de usuarios —incluidos menores— hacia espacios para adultos.
El caso de la Bop House en 2025 lo ejemplifica con claridad: un grupo de modelos de OnlyFans entre 19 y 24 años que se viralizó en TikTok mostrando su vida glamorosa, coreografías y rutinas cotidianas, mientras redirigían a sus perfiles pagos. Reportaron ingresos combinados de más de 10 millones mensuales. Y entre sus seguidores, miles eran menores.
Este tipo de estrategias hacen que el consumo de OnlyFans deje de estar relegado a la búsqueda intencional y se convierta en una derivación cultural y algorítmica. Una especie de "si me sigues aquí, sabes dónde encontrar lo demás". En Reino Unido, esta práctica ya está bajo vigilancia del ente regulador Ofcom como una forma de promoción encubierta de contenido erótico hacia menores.
Adolescentes: expuestos, normalizados, silenciados
Aunque OnlyFans está reservado para mayores de edad, la exposición de niños, niñas y adolescentes comienza mucho antes de cumplir los 18. Un informe de Save the Children (2025) en España reveló que:
42% de adolescentes ha visto contenido sobre "cómo ganar dinero vendiendo contenido sexual" antes de los 18.
2.5% ha participado directamente en esta práctica, vendiendo fotos o videos a cambio de dinero o regalos.
14.4% conoce a alguien de su entorno cercano que lo ha hecho.
70% no considera que vender contenido sexual sea una forma de explotación.
32% cree que es una forma lícita de ganar dinero.
Estos datos, aunque centrados en un país europeo, son extrapolables a Latinoamérica si consideramos la penetración de redes sociales y la falta de educación digital y afectiva. En países como Finlandia y Estonia —donde el gasto per cápita en OnlyFans es altísimo— ya se están discutiendo reformas educativas para integrar temas de consentimiento, exposición digital y prevención de riesgos en plataformas como esta.
El consumo que se esconde en casa
Este gasto millonario no se hace solo desde cuentas anónimas o tarjetas personales. En muchos casos, se paga desde dispositivos compartidos, tarjetas familiares o medios digitales sin control. OnlyFans aparece en los estados de cuenta como "Fenix International Limited" u otros términos neutros. Incluso servicios de tarjetas virtuales permiten realizar suscripciones que no quedan registradas como OnlyFans, dificultando su rastreo.
Este consumo silencioso convive con otros miembros del hogar. Es posible que un padre consuma OnlyFans mientras su hijo está en la misma red WiFi viendo TikTok. O que un adolescente con acceso a una tarjeta de regalo compre contenido adulto desde su teléfono, mientras sus padres creen que está jugando Fortnite.
No hay registro emocional ni conversacional de este tipo de consumo. No se habla. No se nombra. Pero se paga. Y cuando el dinero fluye y las conversaciones no, la desconexión familiar se agrava. ¿Cuánto contenido para adultos entra a casa cada mes sin que nadie lo sepa? Esa es la pregunta real.
Crianza digital: sin filtros no hay cuidado
La solución no es el pánico moral ni el control absoluto. La solución es educar, acompañar y construir confianza. La crianza digital requiere herramientas que no son técnicas, sino afectivas: conversaciones abiertas, escucha activa, establecer límites claros desde la comprensión.
Hablar de OnlyFans con hijos e hijas no implica fomentar su consumo, sino prevenir que su primer contacto con la sexualidad digital sea guiado por algoritmos y no por adultos que los aman. También requiere revisar nuestros propios consumos como adultos. ¿Qué ejemplo damos si todo lo que mostramos en redes es validación por imagen o cuerpos hipersexualizados?
Recomendaciones clave para familias:
Establecer rutinas de conversación sobre lo que ven en redes.
Usar controles parentales sin que sean la única estrategia.
Educar en autoestima, intimidad y consentimiento.
Preguntar sin invadir, escuchar sin juzgar.
Acompañar su curiosidad con marcos seguros.
El algoritmo no pregunta la edad
OnlyFans llegó a la vida digital de Latinoamérica sin anuncios masivos ni campañas en horario estelar. Llegó como llegan las cosas hoy: por algoritmo, por normalización, por ausencia de conversación en casa.
La cifra de más de 800 millones gastados en la región no es una anécdota. Es una radiografía del presente. Refleja decisiones individuales, sí, pero también vacíos colectivos. Porque si el algoritmo no pregunta la edad, las familias sí deben empezar a hacer las preguntas importantes: ¿Qué está viendo mi hijo? ¿A quién sigue mi hija? ¿Qué entienden de intimidad, deseo, límites, consentimiento? ¿Estamos hablando de esto antes de que lo vean en otra parte?
Mientras Europa ya discute marcos legales como el Online Safety Act en Reino Unido, y propone mecanismos de verificación etaria más estrictos, en Latinoamérica el tema sigue siendo marginal. Y mientras tanto, la cultura del “enlace en la bio” sigue creciendo.
La crianza digital es el desafío urgente de esta generación. Y cada suscripción ignorada es una conversación postergada.





