En un mundo donde las pantallas son omnipresentes, desde nuestros smartphones hasta las tablets y televisores, es inevitable que nuestros hijos entren en contacto con la tecnología desde una edad temprana. Sin embargo, esta nueva realidad trae consigo una serie de preguntas y preocupaciones:
¿Qué efectos tiene el tiempo de pantalla en el desarrollo de los niños?
¿Estamos, sin darnos cuenta, poniendo en riesgo su bienestar emocional y comportamental?
Un reciente estudio longitudinal realizado en Taipei, Taiwán, arroja luz sobre estas inquietudes y destaca el papel fundamental que las interacciones madre-hijo juegan en la mitigación de estos posibles efectos adversos.





